miércoles, 8 de julio de 2015

El mejor remedio


En un hospital de Cáceres, tres personas (un inglés, un francés y un alemán), de paso por la zona, se quejaban de sus respectivas dolencias a un médico de la región. El doctor, abrumado ante tanta demanda, les rogó su confianza pidiéndoles que se vendaran los ojos porque los iba a llevar a un lugar mágico. Al llegar, aún sin ver nada, le puso a cada uno en la mano algo que sería su mejor medicina. El inglés, profundamente estresado, comió lo que tenía y al momento se calmó y se sintió relajado y feliz. El francés, aquejado del corazón, hizo lo mismo y enseguida sus latidos recobraron una placentera normalidad. El alemán, con una molesta artritis, notó al tragar aquello que los dolores salían de sus huesos. Los tres coincidieron en el exquisito sabor que tenía lo que habían comido. El médico les quitó la venda de los ojos y dijo que miraran a su alrededor explicándoles qué era lo que les había dado. Admirados por tan sublime paisaje, desde entonces pregonaron las excelencias de la picota del Jerte allá por donde fueron.

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