Tras descartar unas
cuantas ideas, reservo un rincón de mi mente para acomodar a las que podrían
convertirse en protagonistas. Una vez decididas las finalistas, las maquillo
hasta que una de ellas me parece irresistible. Entonces, la imaginación hace
que mi vida se introduzca en la historia permitiendo que la historia forme
parte de mi vida. Jamás quisiste
entender ni respetar esta pasión mía por la escritura. Lo único que se te
ocurrió fue darme aquel ultimátum. Era demasiado tarde porque ya entonces tenía
muy claro el camino que debía tomar. Y aquí me encuentro, de nuevo frente al
papel, intentando generar esperanza.
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