miércoles, 16 de septiembre de 2015



El vaso ideal


Ni deliberadamente, la mancha podría haber estado mejor situada. Rodeaba estratégicamente el pecho de manera que el pezón parecía la cima de una sugerente y apetitosa montaña. Mientras yacías tumbada en el suelo, mis carcajadas acompañaban a todas las demás, aunque  era simplemente por no desentonar, porque no podía dejar de contemplar esa inolvidable imagen  que me acompañaría durante mucho tiempo. Pero supe aguantar con suma estoicidad hasta que, por fin, pude tener la oportunidad de derramar dos botellas por todo tu maravilloso cuerpo. Ni el vino más caro del mundo me habría sabido mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario